martes, 7 de abril de 2009

La misión vida explicada a Rigoberto Lanz

Nota: Este artículo fue publicado en El Nacional, el sábado 12 de agosto de 2006, en respuesta a otro de Rigoberto Lanz en el que dicho autor maneja, en mi consideración, un marco histórico acerca del surgimiento de la ciencia totalmente falso.
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El pasado viernes 28 de julio, Rigoberto Lanz publicó en El Nacional un artículo intitulado “La Misión Ciencia explicada a los niños”. En ninguna parte del mismo es posible encontrar la explicación prometida por el autor en el título. Casi todo el artículo está más bien dedicado a denostar de “las ciencias conocidas” y de sus “mandarines”, con adjetivos que ocupan, prácticamente, dos de las tres columnas del mismo: “esta gafedad”, “el catálogo de necedades”, “rastrojos conceptuales”, “intelectuales anacrónicos”, “indigencia epistemológica”, “impunidad teórica” o “callosidad neuro-cognitiva”. Lo que si hace el señor Lanz, es asomar una caracterización del “modelo tradicional” de ciencia que él (ellos) “queremos desmontar”: 1.-“la ciencia es históricamente el saber dominante de La Modernidad”, 2.-“la racionalidad científica es constitutiva de la razón del capital” y 3.- “la lógica de la ciencia es la lógica del poder”.

Las dos primeras caracterizaciones nos permiten conocer la ubicación temporal que, de la ciencia, tiene el señor Lanz. La misma solo abarca los últimos 10 siglos, debido a que es en el siglo XI cuando comienza a aparecer la burguesía en y alrededor de fortalezas feudales amuralladas. De manera que la ciencia, si es un apéndice del episteme burgués como plantea el sr. Lanz, no podría tener más de 1000 años de existencia. Cualquier historiador sabe que esto es obviamente falso. La aparición de la filosofía y de la ciencia se da con la inauguración de una nueva actitud ante la producción del conocimiento que, entre otros, impulsó un pensador griego llamado Tales de Mileto (625-546 a.C.); y esto ocurrió hace casi 2600 años. Entre las hazañas de dicho pensador, quien es considerado el padre de la filosofía, está la de haber pronosticado un eclipse de sol. Pero Tales de Mileto llevo a cabo una hazaña aun mayor: promovió una actitud epistemológica revolucionaria para un momento en el que lo preponderante para explicar la realidad era la transmisión acrítica de los mitos. Dicha nueva actitud giraba en torno a la idea de que las hipótesis propias no había que defenderlas a ultranza sino criticarlas, abrir espacio para las observaciones de otros actores y tratar de derrumbarlas.

Esta es una actitud, ante el universo, contraria a la de las religiones y a la de, sus primo-hermanas, las ideologías. De esa actitud epistemológica fueron herederos, 25 siglos después, Albert Einstein, quien no protegió sus hipótesis sino que, por el contrario, dio indicaciones de cómo éstas podían ser falsadas, y el epistemólogo Karl Popper. De manera que la ciencia no es un órgano exclusivamente inherente al tiempo histórico de la burguesía. Su nacimiento es anterior al mismo y lo trasciende.
Pero voy a ir más allá con otro planteamiento: la ciencia hunde sus raíces en tiempos que están más allá del período civilizatorio. Cuando el homo Homo habilis fabricaba herramientas, hace cerca de 2 millones de años, se había sumergido ya en una actividad tecnológica, en una racionalidad instrumental, científica. Esa actividad de fabricación de herramientas lleva implícita procesos cerebrales mediante los cuales, el fabricante, se plantea un problema, hipotetiza una solución y predice un resultado. Es decir, ya hace dos millones de años, los ojos de nuestros antepasados estaban inundados de método y de teorías (¿Esto le dice algo amigo Lanz?). Luego, la visión de mil años es muy corta. Lo que nos pasa, en todo caso, se veía venir hace millones de años.

Por último me voy a referir a su tercera caracterización: “La lógica de la ciencia es la lógica del poder”. Concuerdo con Usted en que también en la ciencia funciona la lógica del poder. La misma funciona hasta en el amor de pareja (¿se acuerda de aquel libro llamado “Que hace el poder en tu cama”?). Cuando nuestros padres nos engendraron, salieron a la carrera 400 millones de espermatozoides. Sin ningún tipo de ética compitieron entre ellos y triunfó sólo uno; el mío, el de Usted y el de cada uno de los seres humanos que vive o ha vivido. La vida, desde el principio, esta impregnada por la búsqueda de supremacía, búsqueda de poder. Cierto, esto tiene consecuencias perversas; somos la primera especie que tiene conciencia de ello. Pero, como puede verse, “la lógica del poder” es un rasgo intrínseco de nuestros genes y no exclusivo de la actividad científica.

¿Es posible borrar “la lógica del poder” en las sociedades humanas? Confieso que en este punto, a veces, me embarga un pesimismo como aquél que se metió en el alma de Luís Buñuel al final de su vida. Pero cuando trabajo con los niños en la escuela rural, éste se desaparece y la risa y el optimismo toman su lugar. Entonces creo que es posible “rodear” la lógica del poder y ponerla a trabajar en función de la construcción de mundos mejores;…… pero esto implica mucha más creatividad que un listado de denuestos.


Ramón Francisco Reyes Echegaray / Maestro rural
email. ramonfrancisco3@hotmail.com